Cine hecho en RD – El detrás de cámaras de “La Xiguapa”
Por Marc Mejía
Una criatura dormida durante siglos despierta en la pantalla grande, pero su resurgimiento no solo es fruto de la leyenda: también es el resultado de uno de los rodajes más ambiciosos, simbólicos y artesanalmente exigentes del cine dominicano reciente. Xiguapa, la nueva película del director Francis Disla “El Indio”, nos sumerge no solo en un relato de horror, mitología y suspenso, sino también en un complejo universo de creación detrás de cámaras, donde cada detalle fue cuidadosamente construido para honrar el pasado, provocar el presente y elevar el cine nacional.
Una historia que nace del mito
En Xiguapa, un grupo de narcotraficantes y militares se interna en la espesa selva dominicana en busca de una misteriosa carga de droga. Lo que ignoran es que su ambición los llevará a profanar una tumba ancestral: la de la Xiguapa, una criatura mítica protectora de la naturaleza, inspirada en el imaginario taíno. Su despertar desata una cacería sangrienta, marcada por visiones oníricas, portales espirituales y muertes brutales, muchas de ellas con métodos rudimentarios —piedras, puyas, trampas de madera— que evocan una violencia casi ceremonial.
Pero lo más llamativo de esta cinta no está solo en su narrativa, sino en la profundidad cultural que la sostiene.
Casibajagua: La Cueva que respira cine
Uno de los elementos más impactantes del rodaje es, sin duda, la Cueva Casibajagua, una construcción monumental hecha desde cero en las instalaciones de Aldea Estudio, que funciona como un personaje más dentro del filme. Inspirada en la cosmovisión taína, Casibajagua representa el lugar mítico donde, según creencias ancestrales, nació la humanidad.
Construida con dimensiones colosales —152 pies de largo, 90 de ancho y 24 de alto—, esta escenografía tardó más de siete meses en completarse. Su diseño implicó no solo un reto técnico, sino también una labor meticulosa de investigación arqueológica, asesoramiento de expertos y trabajo artesanal en texturas, iluminación y ambientación sonora.
“Queríamos que la cueva fuera más que un set. Que se sintiera como un lugar sagrado, que hablara por sí solo”, explicó Francis Disla.
Efectos especiales al servicio del horror ritual
Lejos del gore superficial, Xiguapa apuesta por una violencia simbólica: cuerpos desmembrados, sangre, mutaciones… todo realizado con efectos prácticos y trabajo manual. Maniquíes moldeados con silicona, trampas hechas a mano, extremidades con articulaciones móviles, y recreaciones realistas de carne y hueso son parte del lenguaje visual del film.
Juan Pedro Rodríguez Valiente, jefe del equipo de efectos especiales, comentó:
“Cada herida, cada desmembramiento tiene una razón estética y cultural. Usamos técnicas tradicionales combinadas con materiales de alta calidad para lograr un realismo impactante.”
Una narrativa con filosofía
Lejos del simple entretenimiento, el director define la película como una fusión entre el cine de terror de los años 80 —al estilo Predator o Aliens— con la sensibilidad y complejidad del cine postmoderno, donde conviven filosofía, narrativa abrupta y crítica cultural.
“Xiguapa es también una denuncia histórica. A través del horror queremos hablar de la colonización, de la exterminación de nuestros pueblos originarios, de la memoria que sigue viva en nuestra tierra”, explica Disla.
Por eso, cada elemento visual y simbólico —desde las pinturas rupestres hasta las ofrendas ceremoniales en la cueva— fue concebido como una herramienta de representación identitaria.
Una apuesta local con vocación global
Con un elenco que mezcla talento dominicano e internacional —incluyendo nombres como Dania Ramírez y Alexander Ludwig (Vikings)—, Xiguapa busca posicionarse en festivales de cine de terror de talla mundial como Sitges, Fantastic Fest Texas y Sundance.
Francis Disla y su equipo han trabajado más de tres años en la escritura del guion, con un enfoque colectivo de seis escritores e investigadores. “Estamos contando nuestras propias historias, desde nuestra identidad, pero con una estructura de clase mundial”, afirma.
Un cine dominicano que evoluciona
Más allá de sus logros técnicos o de su estética visual, Xiguapa representa un nuevo rumbo para el cine dominicano: un cine que mira hacia adentro, que rescata sus mitos y memorias, que apuesta por la calidad sin perder autenticidad.
Detrás de cada escena, de cada trampa artesanal o de cada gota de sangre en pantalla, hay un equipo que cree que el terror puede ser también una forma de resistencia cultural.
Y en esa resistencia, Xiguapa no solo despierta… también nos llama a recordar.